Una de las decisiones más valientes que podemos tomar al convertirnos en madres es romper con aquello que nos dolió, aunque venga de nuestros propios padres. No porque no los amemos, sino porque entendemos que el amor también puede herir si no va acompañado de consciencia.
Y es que criar con consciencia no es criar perfecto. Es mirar hacia adentro, observarnos, y preguntarnos:
¿Esto que acabo de decirle a mi hijo, viene desde el presente… o desde una herida de mi infancia?
🌱 Lo que vivimos también nos habita
Muchos de los patrones que repetimos como madres ni siquiera los cuestionamos. Porque así nos criaron, porque “funcionó”, porque “a mí me pegaron y salí bien”, o porque simplemente no nos hemos detenido a pensar que tal vez hay otras formas de guiar y acompañar.
Un estudio reciente del Harvard Center on the Developing Child demostró que los primeros años de vida moldean literalmente la arquitectura del cerebro. Y que un entorno lleno de gritos, amenazas o castigos constantes deja huellas, incluso si van acompañadas de amor.
Lo curioso es que no solo nosotras moldeamos a nuestros hijos. Ellos también nos transforman a nosotras.
Ser mamá me enfrentó cara a cara con partes de mí que había olvidado o reprimido. Me vi reaccionando con frases que me dolieron en mi niñez.
Y entonces lo entendí: repetir es más fácil que reparar.
Pero criar con consciencia es justo eso: detener el automático.
Es poner pausa, respirar hondo, y elegir distinto. Aunque cueste. Aunque duela. Aunque implique sanar.
📌 ¿Qué significa realmente criar con consciencia?
Criar con consciencia no significa ser una madre zen las 24 horas del día.
Significa estar presente. Y no solo físicamente. Estar emocionalmente disponible para nuestros hijos… y también para nosotras mismas.
Significa hacer preguntas incómodas:
- ¿Qué heridas traigo de mi infancia que no quiero pasarle a mi hijo?
- ¿En qué momentos actúo desde el miedo o la culpa?
- ¿Qué necesito sanar para criar desde el amor y no desde la herida?
Significa entender que no hay crianza consciente sin autocuidado emocional. Porque no puedes dar presencia si tú misma estás desconectada de ti.
💡 Pequeños gestos que cambian mucho
No se trata de cambiarlo todo de la noche a la mañana. Se trata de empezar con pequeñas cosas que marcan una gran diferencia:
- Nombrar las emociones en lugar de reprimirlas: “Veo que estás frustrado, ¿quieres un abrazo?”
- Reparar cuando nos equivocamos: “Perdón por gritar, estoy cansada y no era justo para ti”
- Escuchar de verdad: con los ojos, con el cuerpo, con el corazón.
- Establecer límites claros, pero con respeto. Sin humillar, sin ridiculizar, sin miedo.
💔 Romper patrones duele… pero también sana
A veces criar conscientemente se siente como aprender a nadar en medio del mar. Sin mapa, sin flotador.
Pero es un acto de amor inmenso.
Hacia tus hijos y hacia ti misma.
Porque sin pretenderlo tambien estás cuidando a la la niña que alguna vez fuiste y que solo necesitaba sentirse vista, escuchada, respetada.
Si este tema te tocó, si tú también estás aprendiendo a criar de otra manera, si estás cansada de repetir lo que te dolió…
te abrazo fuerte desde aquí.
Estamos muchas en este camino. Y aunque a veces parezca solitario, no lo es.
Un día a la vez, un patrón a la vez, una nueva forma de maternar es posible.
Vetramom