Nadie te prepara para esos primeros días en los que llegas a casa con un bebé en brazos. Por mucho tiempo la maternidad se ha romanizado demasiado y las generaciones pasadas omiten todas las emociones que nos invaden en ese momento. Llegas a casa con un nuevo integrante a la familia. Un ser diminuto que depende 100% de ti, y tú, tú como mamá no te ves aún, ayer eras una mujer con una panzona gigante y en dos días, esa panza desaparece, dejas de estar embarazada para enfrentarte al gran título de madre y todo lo que esa palabra tan fuerte implica.
Tienes sentimientos a flor de piel, vives un poco en estado de shock estos primeros días (ahora que ya el tiempo pasó siento que así lo viví yo), haces todo un poco en modo automático. Buscando constantemente en internet, si es normal que llore en las noches, como es el agarre para una buena lactancia materna, cómo saber si sí está tomando leche, cómo saber si el pañal está sucio, cómo saber por qué llora?. Nos dijeron siempre que las mujeres estamos hechas para ser madres, y sí, es en gran parte cierto, es real que el instinto de madre va naciendo, pero no nace de un minuto a otro, no viene en el paquete de estar embarazada, no viene al sentir el llanto de nuestro bebé, no viene así de la nada como si fuéramos robots, ese instinto hay que cultivarlo.
Yo recuerdo en mis primeros días me sentí bien mal, fui parto natural y en mi mente tal vez ingenua yo pensé, ah como fui parto de seguro en nada estoy súper bien. A pesar de que yo busqué muchísima información durante mi embarazo sobre cómo podría ser el posparto y las cosas que podían pasar para yo así tener una noción de los posibles escenarios, la verdad fue que esa primera semana, o pongamos primer mes lo viví creo que por inercia. Ver los loquios esa primera semana postparto me hacía llorar, no sentía nada igual en mi cuerpo, me dolía sentarme, amamantar (a pesar de que la lactancia fue exitosa, sí me molestaba cada vez que el bebé succionaba, luego aprendió y ya no dolieron más) la sensibilidad en los pezones también me hacía llorar, vi muchos amaneceres esos días, durmiendo con mi bebé encima de mí y mi esposo porque no quería despegarse.
La maternidad es hermosa, revoluciona nuestras vidas, es una experiencia que toda mujer que la quiera vivir merece vivirla, pero con conciencia, sin idealizaciones, es una experiencia súper linda y agotadora en partes iguales muchas veces. Cada organismo es único y la mujer experimenta muchísimos cambios hormonales, cerebrales, distribución de órganos, todo nos cambia al ser mamás. Nuestro cuerpo, capaz de dar vida, no es el mismo y debemos ser conscientes de esto, y tratarnos bonito, cuidarnos, estar conscientes que hemos pasado por muchos cambios, que debemos conocer a una personita, que tampoco nos conoce, y debemos cultivar la paciencia y el amor propio, debemos amarnos mucho a nosotras mismas siendo mamás, porque solo así podremos dar el amor, que se supone toda madre debe dar.
La primera semana posparto es difícil, nadie te prepara para ella, pero aún sin saber, lo haces lo mejor que puedes, y eso es lo más importante!
Con amor,
Vetramom